miércoles, 29 de agosto de 2012

Bhutan, un país emboscado


Escondido en un rincón de los Himalayas, encajado entre dos grandes colosos: India y China. Algo más pequeño que Suiza. 
Tan inaccesible como para no haber sido conquistado nunca por potencias extranjeras, hoy Bhutan pretende abrirse al mundo y mejorar las duras condiciones de vida de sus habitantes sin perder sus señas de identidad, su modo de entender el mundo, sus tradiciones y sus convicciones. Por eso evita el turismo masivo que pueda poner en peligro el orden natural que le caracteriza.
Bhutan quiere seguir siendo distinto y personal en el universo global al que ya pertenece desde su aceptación en la ONU, allá por los años setenta. Tanto es así que su Rey –para sus súbditos, compasivo y sencillo- acuñó, para medir el bienestar de su joven estado, el término “felicidad nacional bruta”, en contraposición al desalmado PIB que retuerce los cerebros globales del resto del planeta.


Druk Yul (la Tierra del Dragón; así ha sido llamado Bhutan durante siglos) es un país emboscado entre nieblas eternas y barrancos imposibles, por los que descienden desde las cumbres de los Himalayas ríos poderosísimos. Un inmenso bosque virgen de musgos milenarios, en el que cuando menos lo esperas, entre la solemnidad de una naturaleza abrumadora, aparecen enganchados en la bruma viejos monasterios construidos en inverosímiles parajes. O pequeñas casas de armónicos colores con pinturas en las paredes exteriores: animales salvajes, monstruos mitológicos, falos enormes que llaman a la fecundidad…
El 65% de los 600.000 bhutaneses se dedica a la agricultura y a la ganadería de subsistencia. El 35% restante o es funcionario o monje o trabaja en la escasas industrias del país, básicamente relacionadas con la energía hidroeléctrica. La potencia de sus ríos es la fuente de las divisas necesarias para las importaciones más imprescindibles y para desarrollar el embrión de estado del bienestar que la monarquía y el gobierno pretenden para su pueblo. 
Objetivo que depende sobre todo de las comunicaciones. De la construcción de carreteras que salven con paciencia, sin prisa, los descomunales desniveles de su endemoniada orografía para vencer el aislamiento secular de sus desperdigadas poblaciones sin destruir el extraordinario medio natural y la gran biodiversidad que lo caracteriza. La búsqueda del “camino intermedio" budista, donde todas las criaturas vivas puedan encontrar la armonía, no permite otro tipo de opciones. 


Porque Buda es el sustento de Bhutan. Y Bhutan, el ultimo Shangri La, el mítico paraíso budista. Esa filosofía y esa religión lo inundan todo, desde la Constitución recientemente aprobada hasta los omnipresentes rodillos y banderas de oración o las letanías que cualquier guía estatal pronuncia en cada estupa o pagoda antes de iniciar la pertinente información al viajero. Y esa es la razón por la que los peces viven seguros en los torrentes y todavía quedan en los bosques pandas rojos, leopardos de las nieves y tigres sin que nadie los cace o los pesque.
Así quiso que fuera este país el segundo Buda, el Guru Rinpoche, que a lomos de un tigre alado llegó en la octavo centuria desde el Tibet a meditar en sus montañas. Sus enseñanzas y las de sus seguidores siguen siendo la base del conocimiento que reside en los libros que los jóvenes monjes recitan y cantan ritualmente una y otra vez, al ritmo de  trompetas y tambores budistas en los coloridos monasterios escuela en los que crecen, viven y mueren.
Bhutan es muy distinto a los estados que le rodean en el Sur de Asia. Es tan tranquilo y pacífico que puede parecer aburrido. El stress urbano, el agobio de la explosión de vida que desborda las urbes de su vecina India, no existe en su capital, Thimpu. Allí, una de las pocas ciudades de tamaño medio del país, los coches todavía son una anécdota. La gente pasea con tranquilidad por calles sin apenas semáforos ni vociferantes bocinas, vestidos en su mayoría con el traje nacional, una especie de kimono de color claro que en los hombres llega hasta la rodilla –gho- y en las mujeres hasta los tobillos –kira-.
La arquitectura es elegante y característica. Tanto la reciente, con edificios que nunca superan las tres alturas, como la antigua: los majestuosos Zhongs, fortalezas encaladas que protegen en su interior templos, conventos y oficinas donde desarrollan su labor monjes, funcionarios, jueces... Estructuras únicas en el mundo, reconstruidas una y mil veces después de los sucesivos incendios que periódicamente queman las maderas nobles con las que los edificios interiores se construyen.
A Bhutan la televisión no llegó hasta el año 2000 y a día de hoy sólo cuenta con un pequeño aeropuerto internacional de una única pista. Pero la amabilidad y la cortesía de los bhutaneses suplen la ausencia de infraestructuras. Esa es la argamasa con la que quieren construir un turismo sostenible, alejado de la masividad y los tópicos de la oferta en los países del entorno. El crecimiento en Bhutan no se entiende como la acumulación de bienes, sino como el vehículo para aumentar el bienestar de las gentes. Al menos por ahora.


El escarpado terreno sólo permite el cultivo de unas pocas hortalizas y tubérculos que junto al queso elaborado con la leche de los yak que abundan en las provincias del norte, constituyen la base de la monótona dieta del país. Todavía la tasa de alfabetización no llega al 50%, pero todos los niños tienen derecho a una educación bilingüe que siempre incluye el inglés. Y todos los ciudadanos a una sanidad cubierta en su integridad por el estado, ya sea en los pequeños hospitales del país o, si resulta necesario, en hospitales hindúes con todos los gastos pagados. Con ello esperan que la actual expectativa de vida, en torno a los 63 años, aumente mucho en las próximas décadas. Para conseguirlo, el actual gobierno de Bhutan ejemplifica para los pequeños países en desarrollo, una buena y juiciosa utilización de las ayudas de los organismos internacionales: ONU, UNESCO… Con gran presencia y actividad en el país.
Y para el visitante quedan la serenidad y el misterio de sus tierras inexploradas, de sus 7000 todavía no conquistados y apenas visibles por escasos instantes entre las nieblas eternas, de las terroríficas máscaras de los bailes rituales que saludan a las lunas nuevas, los amuletos que defienden de la multitud de demonios que pueblan el mundo -algunos enterrados bajo la estupas desde tiempos inmemoriales-… Y sobre todo el inolvidable ascenso al Monasterio Taktshang (el Nido del Tigre), colgado de una roca a 3.500 de altura. Allí el cielo y la tierra se confunden y el sonido de la letanía de los monjes hace que el tiempo se pare y el sueño de la vida eterna parezca más cercano que en ningún otro lugar del mundo. Bhutan: joven, distinto, virgen, enigmático y bello.



Los jóvenes monjes de Bhutan


La convivencia desde niños y el duro aprendizaje de los instrumentos ceremoniales, las trompetas, los tambores... El colorido de sus vistosos hábitos y la sempiterna compañia de las banderas de oración, ondeando al viento.



Esperando el momento para apoyar en el banquito de madera el libro de oraciones y sentarse en el suelo a entonar con los compañeros los salmos que los discípulos de Buda les han dado para, a través de la meditación que la repetición facilita, alcanzar algún día el nirvana.



La alegria infantil en la laboriosidad de la vida cotidiana del monasterio. Y ese gusto por los detalles y las formas, tan asiático. 

La pintura y la arquitectura en la vida cotidiana


La fecundidad pintada en las paredes de las casas más humildes, sorprende al viajero y le regala una sonrisa. Al templo de Chime, en el Bhutan central, peregrinan las parejas que buscan descendencia. Allí son bendecidas por un joven monje que golpea con un pene de madera la frente de la esposa. Un pene milenario que hace siglos perteneció al "Loco divino", un santón muy popular entre la gente por sus andanzas transgresoras y su espíritu alegre.


El majestuoso Zhong de Punaka. Fortaleza tradicional característica de Bhutan, que reune en su interior las estancias donde viven los monjes, las estupas donde meditan y la estructura administrativa y judicial de la provincia. Conviviendo en armonía y paz el poder terreno y el divino. Siempre en las orillas de los ríos, para contemplar desde las ventanas el vertiginoso paso de la corriente.


El trabajo en los campos de arroz, en los escasos lugares donde las montañas y los barrancos permiten construir casas y ganar el espacio imprescindible para cultivar el preciado alimento.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Pinceladas para compartir

1) Aunque parezcan el agua y el aceite, resulta que el octogenario Zygmunt Bauman está, estos días, en el Festival de música reggae y cultura alternativa  de Benicássim. Hablará en una carpa a unas 400 personas sobre "el mundo que nos espera".

En una entrevista que le hicieron el fin de semana, el autor de "Modernidad líquida" y de las magníficas reflexiones de "Esto no es un diario" (su último libro, escrito entre 2010 y 2011), dejó ya algunas frases que me gustaría compartir con vosotros:
a) "Cuando yo era joven anhelaba tener el acceso a la información que tengo ahora, pero ahora sé que su exceso es peor que la escasez".
b) "Vivimos una época en la que los viejos paradigmas han dejado de funcionar antes de que estuviese listo el mundo nuevo. Nos estamos distanciando del pasado a toda velocidad, pero sin ser capaces de definir el porvenir".
c) "La juventud corre el riesgo de hacerse redundante".
d) "No veo al 15M capaz de cambiar nada. Pero no les culpo por ello"
e) "Están buscando nuevas formas de cambiar las cosas pero aún no las han encontrado. En esa confusión tiene mucho que ver el fenómeno de las redes sociales. Si un chico pasa 3 horas diarias en Facebook tejiendo formas de comunicación alternativa, es natural que crea la ilusión de que ha construido un espacio de democracia diferente, cuando no hay una sola prueba de que ésta sea efectiva".
f) "El principal problema es que el poder no lo controlan los políticos y la política carece de poder para cambiar nada".
Por mi parte añadir sólo que cada vez tengo más claro que la solución y el problema están hoy más cerca que nunca.

2) Cambiando de registro. Música,civilización, urbanidad, Europa y… Sabadell. Espero que os guste la performance.

3) O este otro Minicorto, vencedor este año en Cannes en la categoría de "Duración Máxima de 3 Minutos y Mínimos Diálogos"

4) No me resisto a introducir en este post la referencia de un comentarista a la anterior entrada. En la que trae a colación un texto de Alexis de Tocqueville en "De la democracia en América", que no puede ir más al pelo para explicar lo que nos ha ocurrido como sociedad. Imposible nada más actual y sintético. Escrito hace casi 200 años.


"Cuando el afán por los goces materiales se desarrolla en uno de esos pueblos más rápidamente que la cultura y los hábitos de la libertad, llega un momento en que los hombres se encuentran como arrebatados y fuera de sí a la vista de esos nuevos bienes que están próximos a adquirir. Preocupados únicamente en hacer fortuna, no advierten el estrecho lazo que une la fortuna particular de cada uno de ellos con la prosperidad de todos. No es preciso arrancar a tales ciudadanos los derechos que poseen; ellos mismos los dejan escapar.
El ejercicio de sus deberes políticos les parece un enojoso contratiempo que les distrae de su actividad. Si se trata de elegir a sus representantes, de prestar ayuda a la autoridad, de tratar en común la cosa pública, les falta tiempo; no pueden malgastar ese tiempo precioso en trabajos inútiles, en ocupaciones aptas para gentes ociosas, pero impropias de hombres graves y ocupados con los intereses serios de la vida.
Esas gentes creen seguir la doctrina del interés, pero no se forman de ella sino una idea burda, y, para velar mejor por lo que ellos llaman sus asuntos, descuidan el principal, que es el seguir siendo dueños de sí mismos.
Al no querer pensar en la cosa pública los trabajadores, y al no existir ya la clase que podría encargarse de esta tarea para llenar sus ocios, se produce como un vacío en el gobierno. 
Si, en ese momento crítico, un hombre ambicioso y astuto se adueña del poder, encuentra libre el camino para todas las usurpaciones. Si procura, durante algún tiempo, que prosperen los intereses materiales, fácilmente se le disculpará lo demás. Sobre todo si garantiza el orden." 

5) Y al hilo de lo comentado en el post del PSOE, un magnífico artículo sobre "La enfermedad institucional de España" de Víctor Lafuente Giné, profesor del "Instituto para la Calidad de Gobierno" de la Universidad de Gotemburgo. 

En él deja claro que "la politización del sector público es uno de los factores que más claramente puede socavar la legitimidad de un sistema democrático". Por eso es necesario, como proponíamos al hipotético nuevo PSOE, trazar una línea roja de separación entre la política y la Administración con una gestión pública profesional e independiente.

Se trata de un artículo denso, pero con conclusiones certeras: "El problema radica, no tanto en los políticos sino en el marco legislativo de la función pública" . Que hace posible también lo que llama "politización desde abajo". O sea no hay forma más fácil en España de entrar en política que ser funcionario. 

Una metástasis institucional con dos recorridos: de arriba abajo y de abajo arriba. Razones por las que finaliza afirmando: "en España no es política lo que sobra sino corporativismo". Brilante a mi juicio.

6) Y para acabar, más polémica: "No a la obsolescencia programada". En mi opinión, ni de las cosas ni de las personas. Un grave error de la postmodernidad. 

Como dice Tomás Arrieta, profesor asociado de la Complutense madrileña y autor de dicho artículo en las paginas sepia de El País: "No se debe limitar por razón de edad, lo que una persona con ganas es capaz de aportar". Deberíamos por tanto, sustituir el concepto de jubilación obligatoria por el derecho a la jubilación.

Y a mí me gustaría añadir la flagrante contradicción de las actuales políticas españolas y europeas, tendentes a aumentar la edad de jubilición en el sector privado y convertirla en obligatoria e improrrogable en el sector público. Sé que algunos no estaréis de acuerdo. Leed el artículo en todo caso y después nos contais.

7) ¿Desaparecerá este calor insoportable algún día?  

lunes, 13 de agosto de 2012

Las cosas de un mal verano

Mal verano en el que quién pudiera llorar como cantaba Chavela, con su austera dignidad. Y con los brazos abiertos de par en par. "Nadie, desde Jesucristo, los abrió tanto", dijo de ella Pedro Almodóvar.


1) La cuota de 700 euros como alternativa a la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes es una burla. Los médicos, con tarjeta o sin ella -tal cual dice en un artículo al hilo del problema, Julio Zarco- "Debemos atender" a los enfermos. Llamemos, por tanto, a la insumisión. Ya somos muchos los que nos hemos declarado objetores o insumisos ante este atropello de la razón y la conciencia.
Por cierto, no tienen desperdicio las declaraciones del Presidente de Extremadura, José Antonio Monago: "no es una cuestión de humanidad o no, es una cuestión de presupuestos. Si un médico quiere objetar es muy fácil, lo comunica a la Dirección y se le deduce de la nómina y habrá hecho una contribución social que demostrará su interés." ¿No eran éstos del PP los que iban a meter la tijera en todo menos en Sanidad, Educación y pensiones? ¿A que presupuestos se refiere el "listo" de Monago? ¿Al suyo o al de todos? ¿Le votaron los ciudadanos a él y a Rajoy por un programa de gobierno que incluía grandes recortes sanitarios y el final de la Sanidad universal como derecho de ciudadanía? Sin comentarios. Aunque la  "amable" declaración merecería una respuesta de la Organización Médica Colegial o al menos de los Colegios Médicos extremeños.

2) Miguel Santalices, ínclíto y veterano parlamentario autonómico del PP, dice que Feijóo es un gentleman de la política. ¿Cómo un caballero de la política puede propiciar un pucherazo? Pobre Alberto Manostijeras, ¡qué poco le comprendemos!
¿Qué hubiera dicho Santalices si estuviera en la oposición y le plantearan algo parecido? ¡Cuanta jeta tiene: qué fácil encuentra la viruta en el ojo ajeno y que poco mira la viga en el propio! Estas frases, y tantas otras más con las que nos han bombardeado desde hace años este tipo de funambulistas profesionales de la política más minúscula, son tal insulto a la inteligencia que sus autores deben desaparecer cuanto antes de la vida pública. Su permanencia degrada la democracia.
Y todavía se permite el lujo, tal como está el patio y la realidad de cada día en la sanidad pública de Galicia, de volver a presentar en el hemiciclo gallego, una propuesta para fijar el máximo legal de espera para intervenciones quirúrgicas en 60 días y en 45 para consultas y pruebas diagnósticas. Y resucita, incluso, la "milonga" de elegir médico de cabecera, cambiar de hospital o tener una segunda opinión médica. Pero, claro, sin incrementar la dotación de personal. A través de los servicios complementarios: o sea, los centros privados o concertados. Con ello, si a usted no le citan en esos tiempos máximos, vaya a la privada, opérese, pague y luego el SERGAS puede que le devuelva el dinero. Otra burla más. Al menos deje de reirse de la gente, señor Santalices.

3) Galicia se nos cae y se nos muere. No puede ser de otra manera con un gobierno que no hace otra cosa que propaganda por las esquinas, manipula el número de escaños para alterar los próximos resultados electorales, sólo sabe contar las habas sin perspectiva alguna y paga malamente las nóminas de los empleados públicos... ¿Cúal es el proyecto, dónde está la esperanza, dónde están las medidas para incentivar a los emprendedores, para vender más fuera, para aprovechar mejor nuestras materias primas, para reindustrializar la Comunidad...?
En vez de reducir con valentía y responsabilidad la Administración ineficiente (eliminar las Diputaciones, agrupar Ayuntamientos...) sólo se preocupa de petrificar su control de la Obra Social de NovaGalicia Banco y mantener a sangre y fuego la presencia hegemónica del PP en cuanta institución, pública o no, pueda seguir controlando. A Feijóo no le interesa Galicia, sólo el poder. Por eso cede ante sus alcaldes y sus caciques, mientras reduce profesores y mantiene el nivel más bajo del Estado de cobertura a la Dependencia. Fuerte con los débiles y débil con los fuertes. Un Presidente valiente, sin duda. Así nos va.
Por cierto, y a propósito de la reforma electoral: ¿qué tal reducir diputados en igual número -hasta 61-, pero con un mínimo de 8 por provincia en vez de 10, lo que mantendría mejor la representación y no violentaría las posibilidades electorales del resto de fuerzas políticas? Seguro que esta idea, con el mismo ahorro que la suya, no le gusta al señor Feijóo. Y seguro que tiene alguna disculpa de mal pagador para rechazarla.
Ya son muchas las razones para negarle el voto y dárselo a cualquier otro. Al que más posibilidades tenga de devolver a Alberto Nuñez al rincón de la ambición insaciable, del que nunca debió salir.

4) ¿Y qué me dicen de la difunta TVE? Vuelven los hombres de Urdaci vestidos de negro, para convertir la mentira más o menos enmascarada de hoy en la desfachatez más desenvuelta de mañana mismo. Para inocular el pensamiento único al mayor número de cerebros posible.
Gracias a Ana Pastor, a Xavier Fortes, a Fran Llorente... y a Zapatero también. Por haber hecho posible el periodo más limpio y más libre que la televisión pública ha tenido nunca en España. Descanse en paz.

5) Me ha encantado la frase de Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo y de Luxemburgo: "todos sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos como ser reelegidos cuando lo hayamos hecho". Aplicable a cualquier político moderno. Y demoledora cuando los que, como Juncker, toman decisiones e nivel europeo pero no se presentan a elecciones a dicho nivel, sino en su propio país. ¿Podemos fiarnos entonces de sus verdaderos intereses? Ninguna tasa sin sufragio, dice la Constitución americana.


6) ¿Y qué es lo que hay que hacer desde el punto de vista económico? Desde mi punto de vista, "sólo" 4 cosas:

a) Llegar como país a un diagnóstico compartido de "lo que ha ocurrido", de "lo que hay" y de "lo que lo debe hacerse", prescindiendo de las lecturas partidarias, de acusaciones, herencias y culpabilidades.
b) Reducir nuestra deuda pública eliminando todo gasto que no redunde en el bienestar de los ciudadanos, en la educación de nuestros hijos, en el cuidado de los enfermos y los mayores, en la promoción del empleo, la innovación y la investigación. Hay mucho que ahorrar sin tocar eso. Todos lo sabemos, como dice Juncker. Los políticos también. Hay que empujarlos a hacerlo.
c) Aumentar las exportaciones y nuestra cuota de mercado exterior. Con trabajo e imaginación. Es la única salida contra el paro y la ruina. Y además el  único modo de cambiar nuestro obsoleto modelo productivo.
d) Conseguir que nuestra deuda se transforme, al menos en parte, en deuda de la UE. Con la contrapartida de más Europa y menos España, Alemania, Francia.... Siempre que el modelo de convivencia y protección social europeo se conserve. Siempre que la política de austeridad a ultranza no se desentienda de sus terribles efectos colaterales: el paro y la miseria. Esto es lo más díficil y para ello, tendremos además de estar unidos, converger con otros. Con el aval de credibilidad que nos darían firmes avances en los tres primeros aspectos.

jueves, 2 de agosto de 2012

¿Una herramienta nueva?


España tiene una grave crisis política. Nuestro vigente sistema de representación democrática ha perdido la credibilidad de la ciudadanía, sobre todo en el caso de los dos grandes partidos. A día de hoy, ambos (PP y PSOE) son considerados más un lastre que un vehículo para resolver los problemas. Aunque, por ahora, nadie propone otro modelo de gobierno distinto al que deriva de aplicar los resultados de los procesos electorales. O sea nadie pugna por la ruptura. Es lo que ocurre en las crisis sociales graves, está claro lo que no vale, pero faltan voces que indiquen por donde debe ir el camino del cambio.
En todo caso y tal como están las cosas, en las próximas elecciones generales o autonómicas es probable que asistamos a una gran abstención que deslegitime al pírrico ganador o conduzca a una distribución de escaños a la griega entre múltiples siglas que dificulte o haga imposible la gobernabilidad. Y en esas circunstancias, como hemos podido ver en Italia o Grecia, suele ser la derecha la que se lleva de una u otra forma “el gato al agua” (vía pactos supervisados por los mercados o vía imposición de un “tecnócrata de prestigio”). Así que esta crisis de la política (“todos los políticos son iguales”) es sobre todo un problema para la izquierda. Una razón más para que ésta tome la iniciativa en el imprescindible cambio en los modos de desarrollar la acción política.
No puede resultar indiferente para la mayoría de ciudadanos cuál es el partido que les gobierna. La escalada de recortes a los derechos ciudadanos implementada por Rajoy en apenas 6 meses, debería ser suficiente argumento para desmontar esa sensación. Pero hace falta que alguien, además de afirmar que otra política es posible, tenga la credibilidad suficiente que sus palabras sean, al menos, escuchadas. A día de hoy, nadie en todo el arco parlamentario la tiene.
En España necesitamos al menos un partido progresista y de izquierdas en condiciones de ser alternativa de gobierno a la derecha. Sin ello estará en peligro inminente la igualdad de oportunidades y el estado del bienestar. Sin un contrapeso de ese tipo estaremos condenados al individualismo como única respuesta a los problemas colectivos. Y con ello, a la decadencia social.
Hasta no hace mucho, desde la transición a nuestros días, el PSOE ha sido, con altibajos coyunturales de popularidad y voto, ese partido de izquierdas en condiciones de gobernar. Ya no lo es ni volverá a serlo sin que medie una radical transformación. Los errores propios y los profundos cambios que el mundo ha experimentado en las últimas décadas lo han colocado en fuera de juego y en alto riesgo de convertirse en una organización intrascendente y anacrónica.
Es el resultado de su falta de adaptación teórica y práctica a la caída del socialismo real y a la globalización financiera del capitalismo. Y también, todo hay que decirlo, de la inclemente y continuada descalificación que ha sufrido, desde el inicio de los años 90, por parte de la ultraderecha política y mediática (hegemónica en el único partido conservador que existe en España: el PP). Tampoco ha sabido responder a ella con la suficiente diferenciación y contundencia. Con todos esos lodos activos, la crisis económica ha metido al PSOE en el difícil barrizal en el que le toca moverse.
En todo caso, un partido centenario y combativo, con una potente red organizativa que engarza todos los pueblos y regiones de España, no puede ser desaprovechado. A mi juicio es aún la mejor herramienta de transformación social de la que disponemos. Por eso el PSOE debe ser rescatado a través de rápidos y radicales cambios en el modelo con el que se ofrece a la sociedad.
No con el objetivo de su mera supervivencia, sino para ser el instrumento político que, ahora más que nunca, necesita este país para mantener una esperanza de progreso. Volviendo a ser el referente, y si es posible la casa común, de la izquierda española. Para ello necesita armarse de generosidad y valor. Y perder el miedo que le está paralizando desde hace muchos años. Cambiando de arriba abajo, dándole la vuelta como a un calcetín a su núcleo duro, a sus ramas y a su imagen.
Los elementos básicos para esa eventual transformación ya están a la vista, a pie de calle. Sólo hace falta recogerlos y ponerlos en orden. Haciéndolos visibles y creíbles cuanto antes. No hay tiempo que perder o será demasiado tarde. Espero que aún no lo sea.
A continuación voy a exponer, con la libertad y la perspectiva que da mirar las cosas desde fuera, algunas condiciones e ideas que creo necesarias para recuperar al PSOE para la causa, un tanto provocativas quizás. Pero estoy convencido que la difícil situación obliga a ser muy heterodoxo. A grandes males, grandes remedios. 

1º) Rubalcaba no puede ser el líder. Ya sé que es injusto. Se ha fajado en condiciones muy difíciles. Es un excelente político. No merece salir por la puerta de atrás. Pero es el nexo con el pasado.
Alguien completamente nuevo, que no pueda ser relacionado con un partido que hizo lo contrario de lo que pareció prometer, debe sustituirle. Es una condición quizás insuficiente, pero sin duda necesaria para el despegue.
Ese alguien debe salir de “la otra habitación”, la que hace unos días Rodríguez Ibarra describía con acierto en un artículo de opinión. Esa otra habitación en la que no estamos los que, como yo, vivimos, trabajamos y nos relacionamos del modo en el que el humanismo occidental lo ha hecho desde hace siglos, desde las bases racionales que ya sólo valen para los que estamos en línea de salida.
Los nuevos líderes, la nueva gente de la nueva izquierda debe salir de la habitación en la que vive la nueva sociedad, inmersa en la Red: ese espacio global donde trabajan, consumen, debaten y se escuchan entre sí de otro modo.
A estas alturas no importa tanto la brillantez intelectual o política, como el modelo de transmisión de las ideas, donde la credibilidad y la frescura son los elementos más importantes. Hoy todo se hace viejo enseguida. Las caras también. Por eso los líderes "eternos" ya duermen en la historia de los siglos pasados.
Hoy es necesario renovar cada día los mensajes que de una forma sencilla e intuitiva, transmitan los objetivos que la izquierda persigue y los valores que siempre la han definido. Que, no nos engañemos, siguen estando en el disco duro de la mayoría de los españoles, jóvenes y menos jóvenes.
En el partido y en sus amplios aledaños hay muchas personas con ese perfil. Mejor si son completamente desconocidos. Ellos y no los de siempre, deben liderar la tarea de transformar la organización y configurar la nueva oferta.

2º) Es necesario un Congreso Extraordinario de Refundación para definir el nuevo modelo, el nuevo proyecto y la nueva imagen. Abierto a militantes, simpatizantes y simples votantes. Con el modelo francés. Sin compromisarios ni delegados para desarrollar Primarias "de verdad" en la elección de cargos tanto a nivel central como autonómico, provincial y local. Conviene debatir incluso el cambio de nombre del nuevo partido. Las alianzas han cambiado: los parias de la tierra son hoy los jóvenes y los parados. La clase obrera ha pasado a la historia como motor de transformación social. Puede que el nombre deba adaptarse a estos nuevos paradigmas. Nada es inmutable salvo los valores y sensibilidades propias de la izquierda. Eso debe quedar claro internamente y también a la vista de los ciudadanos.

3º) El nuevo partido apostará por la revitalización de la democracia proponiendo listas abiertas en todos los procesos electorales. Los cargos electos sólo lo serán por dos legislaturas seguidas. Y comparecerán periódicamente en actos públicos y abiertos ante sus electores directos para dar cumplidas explicaciones de sus compromisos y su gestión, escuchando y debatiendo sobre las quejas o las propuestas que se les planteen.
Sus retribuciones deben ser públicas y transparentes, acordes con el grado de responsabilidad y decididas por consenso para la totalidad de las Administraciones en los Parlamentos Estatal y Autonómicos. Con las dietas se hará lo mismo. Al finalizar su mandato volverán a su situación laboral anterior sin perder sus condiciones previas, pero sin derecho a pensiones o retribuciones especiales. La política no puede ser un oficio en sí misma. No debe haber clase política.

4º) Para el nuevo partido la presencia de la política debe limitarse a su estricto ámbito. No debe inmiscuirse ni mangonear en las empresas públicas, televisiones, judicatura, órganos de supervisión política, financiera… La sociedad civil, profesionales y técnicos sustituirán a los políticos en la elección de los cargos y en la organización de estas estructuras públicas que deben ser independientes del partido coyunturalmente en el poder.
Se propondrá también que la mayor parte de cargos intermedios de gestión en los servicios públicos (sanidad, educación, ayuntamientos…) sean independientes de los cambios políticos y tengan sólo un perfil profesional.

5º) El Senado y las Diputaciones son prescindibles y aportan muy poco al interés de los ciudadanos. Se eliminarán cuanto antes. Los Ayuntamientos menores de 20.000 habitantes se fusionarán. Las Administraciones Públicas deben adelgazarse al máximo desde el mayor consenso posible. Por convicción. No por intereses espureos como los de Feijóo. Sino por la obligación ética de que ningún euro público vaya a otra cosa que no sea el interés de los ciudadanos: el cuidado de los enfermos y los mayores, la educación de los hijos, la protección de los desfavorecidos, el fomento de la innovación y el empleo, las obras públicas de interes social o productivo. En esa reforma nos jugamos mucho y un partido progresista debe tenerlo claro y ser valiente y firme ante las resistencias internas que puedan producirse. 
No hay lugar para la propaganda institucional. Las subvenciones a organizaciones políticas o sindicales y a los medios de comunicación deben desaparecer. Las licencias a los medios de comunicación deben aprobarse en un entorno independiente a los gobiernos y a los partidos.

6º) El programa político con que un partido se presenta a las elecciones no puede subvertirse. Si las circunstancias cambian, en vez de modificar unilateralmente el contrato con los ciudadanos, los gobernantes están obligados a dimitir y convocar nuevas elecciones.

7º) El nuevo partido mantendrá como infranqueables líneas rojas la Sanidad, la Educación, la Dependencia, las pensiones, la cobertura del desempleo, el apoyo público a la cultura y a la investigación. Estas partidas presupuestarias serán garantizadas por Ley como derechos de ciudadanía, a ser posible con la modificación del texto Constitucional.

8º) Uno de los objetivos fundamentales del nuevo partido será buscar alianzas para la regulación internacional de los mercados financieros y la prohibición de las actuales prácticas especulativas. También para acabar con los paraísos fiscales. En Europa colaborará y buscará estrategias comunes con gobiernos, partidos y organizaciones que quieran sustituir la actual política económica de exclusiva reducción del déficit por otra que busque el crecimiento, el mantenimiento de los servicios públicos esenciales y la disminución rápida del desempleo.

9º) Los derechos sociales conseguidos en España (aborto, matrimonio homosexual…) son innegociables. La Iglesia pagará el IBI y todo lo que le corresponda como a cualquier otra empresa u organización. El Concordato tiene que ser pronto una historia del pasado.

10º) Todas las políticas económicas que el nuevo partido proponga irán dirigidas a incentivar el empleo juvenil, el mayor problema de la sociedad española. El gasto público debe centrarse en actividades que aporten valor real a los ciudadanos y busquen el crecimiento productivo, innovador y sostenible.

Habría muchas cosas más en este hipotético proyecto de máximos. Algunas serán las de siempre, contadas de otra manera. La ciudadanía sabe que vivimos un momento muy difícil. Que este es un tiempo de tinieblas. Por eso es tan necesaria la claridad y la confianza. El viejo mundo agoniza y el nuevo no puede quedar en manos de los amos de la tierra. Para impedirlo necesitamos más política con herramientas nuevas. Toca ensayar sin miedo en otros escenarios para no caer definitivamente en la melancolía. O al menos, teorizar gratis frente al ordenador en una tórrida tarde del verano ourensano.