domingo, 23 de diciembre de 2012

FELICIDADES


Esta es la mejor tarjeta que he encontrado este año para desearos FELICIDADES. Se titula "Pausa" y el texto es de Mario Benedetti. Está rodada en Lyon por el amigo de un amigo y el perro se llama Trasgo. Me parece genial eso de "No llorarse las mentiras pero cantarse las verdades".

Felicidades a todos, menos a aquellos que dicen a propósito de la matanza en Connecticut: "la mejor manera de evitar a un malo armado es que tenga al lado un bueno armado". Tampoco le deseo ninguna felicidad al Sr. Calatrava, al que espero se le atragante la pasta que ha domiciliado en Suiza. O al Sr. Depardieu en la triste frontera belga. O a los que se han acogido en España a la amnistía fiscal. O a los que no se han acogido por temor, codicia o indecencia. Iros a la mierda.

Felicidades este año sobre todo a mis compañeros de Madrid. A los que ya llevan semanas de lucha para defender no su dinero, sino la calidad de su trabajo. A los coordinadores que honestamente han dimitido de sus cargos en los Centros de Salud. No os perdáis este vídeo, en el que importantes personalidades sanitarias expresan su rechazo al desastre que la Comunidad de Madrid quiere perpetrar:

                                                        SANIDAD PÚBLICA: SÍ, SE PUEDE.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Mensajes sin botella

Me gustaría compartir con vosotros el contenido de una carta de Marina Garcés, profesora de filosofía, a sus alumnos. La escribe en el trayecto de Barcelona a Zaragoza, de clase a su casa o al revés. Seguramente en uno de esos ratos en los que el corazón y el cerebro se juntan.

Carta a mis estudiantes de filosofía (y a todos aquellos a quienes les avergüenza continuar obedeciendo): 
Estamos siendo expropiados, de bienes comunes y de riqueza colectivamente producida. Pero también estamos siendo expropiados de nosotros mismos, de nuestros valores, de nuestras apuestas y convicciones. La crisis no sólo nos hace más pobres, también nos hace más miserables. 

En los años 60, una monja y artista americana, Sister Corita, colgó unas reglas en la Escuela de Arte de la Immaculate Heart College. En ella invitaba a los estudiantes a confiar, experimentar, ser disciplinados, buscar buenos ejemplos a imitar, no desperdiciar nada, alegrarse y trabajar, trabajar y trabajar. Los invitaba, además, a escribir otras reglas la semana siguiente. Probaré ahora de apuntar algunas nuevas para nosotros, no una semana más tarde sino más de medio siglo después. Invito a que las retoméis para reescribirlas cuando queráis.
1. Busca lo que te importa y trátalo como un fin en sí mismo. Todo lo que instrumentalices te acabará instrumentalizando.
2. No malgastes el tiempo ni lo hagas perder a nadie. Tómalo en la máxima consideración, el tuyo y el de quienes lo comparten contigo.
3. No ahorres esfuerzos. Guíate por la máxima exigencia que puedas dar, no por las expectativas que puedas cumplir.
4. Evita distracciones inútiles. No te acomodes en la “pose” del estresado, “agobiado”, superado por las circunstancias:.es ridícula.
5. Cree en lo que te hace vivir y, si puedes, compártelo.
6. Si no tienes grandes propósitos, busca uno pequeño y llévalo hasta el final. Verás como te llevará muy lejos.
7. Olvida las palabras que se adecuan demasiado bien al ruido que nos ensordece y anestesia. Busca las palabras que lo interrumpen, aunque para ello tengas que enmudecer.
8. Gana conocimiento sin perder las preguntas.
9. Piensa cómo te ganarás la vida. Es una pregunta importante. El dinero se cobra con vida.
10. Y como dice Corita, alégrate siempre que puedas. Es más fácil de lo que parece.
Me parece profundo y actual. Políticamente incorrecto además. Como esta gran viñeta de Forges:



También merece la pena por su honestidad y pensamiento crítico, leer este artículo. Es de Suso de Toro y se titula "Donde la esperanza":


"Aquí y allí la gente se empieza a mover, no se puede decir que la sociedad no se esté rebelando o empezando a rebelar, pero esas movilizaciones tienen un acompañamiento político muy débil y por ello no tienen los resultados que merecen y por ello pueden acabar en frustración.

Pero un Gobierno así, de una clase social contra las otras, no se sostiene y tendría que caer para dar paso a otro. Y no caerá si no existe una oposición capaz de ofrecer una alternativa al país. Y no la hay. El Partido Socialista, el que tiene más implantación y responsabilidad, entró en un proceso de bunkerización del que no consigue salir por ahora y está eludiendo su responsabilidad, encabezar una alternativa de Gobierno. Sin eso no hay esperanza y justamente esperanza es lo que falta, de la desesperación nace el nihilismo, la autodestrucción.
Este domingo el PSOE celebró una fiesta que casa mal con lo que vive la sociedad aunque no lo vean así. Sin duda era una fiesta para los de dentro, por un lado para darse ánimos evocando un pasado mítico y glorioso, y por otro lado para apuntalar la actual dirección, cuestionada y con muy baja valoración. También interesaba recordarnos que los años ochenta con González fueron de vacas gordas para todos, pero no se dan cuenta de lo lejos que le queda eso a la mayoría de las personas hoy: el Partido Socialista confía en los pensionistas y medio pensionistas y no aprecia debidamente la distancia enorme con las nuevas generaciones. Desde fuera cuesta comprender el criterio de esa dirección. Curiosamente mantiene un estilo semejante al de Rajoy en cuanto a confiar en el paso del tiempo como cura para los males, aguantar y esperar a ver si un día ve pasar por delante de la casa al cadáver del enemigo. No comprenden lo que está ocurriendo en la sociedad, creen que los partidos “tienen” los votos, no comprenden que son propiedad de los ciudadanos y que cuando un partido no es útil no es una buena inversión para el voto.
El Partido Socialista se debate en el dilema de escoger entre hacer una implosión controlada o amañar un relevo controlado. No existe tal dilema: ya es tarde y sólo cabe la implosión, un debate abierto a todo y a todos, una autocrítica no sólo de las políticas de los dos últimos años del Gobierno Zapatero, sino de la propia historia del partido desde que se refundó en los años setenta y un cuestionamiento de las estructuras del partido que están siendo su verdadero problema.
Nadie tiene la fórmula mágica para una política de izquierdas desde el Gobierno, aún no se ve una alternativa a la socialdemocracia, definitivamente liquidada por la historia, pero hay que comenzar por la humildad. Sin humildad, determinación para escuchar a la sociedad y cambiar, y sin valentía no merecerá la confianza de la población, ni siquiera despertará su curiosidad."
Es lo mismo que dice, de otra manera, Elvira Lindo. En "Feos en la calle" dice así: "este es un ejemplo de como tenemos que aplicarnos a las cosas concretas y olvidarnos ya de los discursos abstractos. Pequeñas victorias. No hay victoria final. Hay sólo pequeñas victorias." Y continua: "los cronistas estamos aprendiendo algo de esta realidad que se nos presenta como inabarcable. Ya no vale teorizar, hay que contar la realidad en pequeñas dosis."
En suma, estar con la gente. Con los más jóvenes, con los más desfavorecidos. Estando a su lado, escuchándoles, acercarse a su realidad desde la cercanía, no desde el discurso... Así entenderán el mensaje de la botella. Y comenzará de nuevo la imparable revuelta del progreso. Y no habrá mercados que la detengan.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Dos pelis


"En la casa" de François Ozon. Cuando Ozon llamó al dramaturgo español Juan Mayorga para adaptar al cine su obra de teatro "El chico de la última fila" y éste le contestó que le daba vía libre y no quería participar en el proceso para ver la película ya terminada sin haber siquiera leído el guión, comenzó la gestación de el, para mí, mejor trabajo del director francés. Es sabido que el lenguaje cinematográfico es muy distinto al literario o teatral. No entender ésto condena a cualquier film nacido en un texto literario al fracaso, como lo ocurre al que comentaremos más abajo.
Es "En la casa" una película inteligente y sorprendente. Inclasificable por tanto. Un híbrido, como diría un amigo mío, de cabra y violín. Pero lleno de talento narrativo. En el que se mezcla con sutil armonía lo real con lo imaginado y el perverso voyeurismo -tan francés él- con la despiadada crítica a la levedad de la clase media francesa y a la blandengue educación de sus cachorros. Pero es sobre todo, una seductora aproximación a la adicción por las historias, al escritor amargado y frustrado (como supongo que es cualquier escritor honesto) que encuentra un filón y apura el cáliz hasta quedar atrapado y finalmente humillado en los sucesivos tragos del elixir de la vida en fascículos imprevisibles. Más sabrosos aún cuando es el otro (su juvenil "alter ego") quien lo escribe. Como un Pigmalion moderno que pierde sin darse cuenta su corrección política por cuenta de un sórdido e incontrolable deseo de omnisciencia externalizada.
Brillantes y arriesgados requiebros narrativos -generalmente acertados salvo alguno al final, a mi juicio sobrante- que acercan esta película a la excelente "Swimming pool" y la alejan de productos amanerados como "Potiche", la anterior obra de este alumno aventajado de Eric Rohmer que es François Ozon. Tan prolífico (a veces dos producciones en el mismo año) como imprevisible y original. Supongo, como repite tantas veces en esta película que "continuará..."  Un 8.5.


"Todo es silencio" de José Luis Cuerda. Basada en la novela homónima de Manuel Rivas. Con un guión adaptado del propio autor. Una lástima esta obra fallida. Una pena para alguien como yo que ha disfrutado tanto de películas como "Amanece que no es poco" o "El bosque animado", incluso de algunos pasajes de "Los girasoles ciegos" y que considera al cineasta albaceteño -tan gallego como el que más- un tipo estupendo, ingenioso y, sobre todo, buena gente. Y que considera al escritor coruñés un referente ético, periodístico  y literario en la lánguida Galicia que nos toca vivir.
Poco se salva en esta película de guión arrítmico, discursivo, maniqueo y descosido desde el primer fotograma. Todo resulta retórico e impostado: desde las escenas y los diálogos que los niños protagonizan, hasta las apariciones del policía bueno en lugares y momentos imposibles. El corte temporal entre la primera parte -en la que se aborda la adolescencia- y la segunda -con el desarrollo y el desenlace- es artificial y demuestra la falta de destreza y recursos cinematográficos en el guión adaptado. Tampoco se encuentra suficiente profundidad y concreción en el dibujo de la amistad, los afectos y las primeras experiencias morales de los niños que, en principio, deberían explicar sus comportamientos en la edad adulta. De las pinceladas que se dibujan sólo queda la pura literalidad, una estética superficial y un remedo de lirismo que no acaba de romper en ningún momento.
Y en la segunda parte, la novela negra y el thriller que se intuyen en las intenciones de los autores, aparecen descoloridos por una apuesta a medias entre la acción y el retrato moral de una sociedad enferma de la que sólo se muestran arquetipos incompletos, escasamente desarrollados. De trazo grueso. Apenas, por tanto, se salva la fotografía, los paisajes de las rías gallegas, algunas texturas en las imágenes y, sobre todo, el homenaje que la historia contiene al valor y la dignidad de las mujeres y los hombres que en Galicia vencieron al silencio, al miedo y a la droga que no hace mucho tiempo amenazaban con destruir todo lo que a su alrededor amaban. Una pena de 4.