domingo, 20 de enero de 2013

Lo penúltimo de Sanidad

Después del último post he podido leer 2 artículos muy interesantes sobre el asunto que me permito compartir con vosotros para ilustrar más el debate. Uno es de José Ramón Repullo, médico experto en Planificación y Economía de la Salud. Por cierto uno de los firmantes del Documento que la OMC entregó a Feijóo y que tanta controversia, en general poco documentada, suscitó. 

De él, "La mala senda de la sanidad pública", extraeré los párrafos más significativos en relación al nuevo modelo que Madrid pretende implantar:

"Lo barato a corto puede salir inmensamente caro a medio y largo plazo. Lo que puede funcionar para una demanda complementaria y de baja complejidad en el sector privado puede ser deletéreo para el trabajo en los hospitales generales que son responsables de la salud de un territorio y población."

"Y para demostrar su tesis, abandonan a su suerte a los hospitales públicos de gestión directa, renunciando a mejorar su gestión, y usándolos como reservorio para extraer recursos, soportar ajustes, asignar funciones y pacientes caros y evacuar la entropía que generan las externalizaciones. Es la profecía autocumplida: digo que no funcionan y me aseguro de que no lo hagan."

"Es temerario pensar que toda la red hospitalaria pública pueda basarse en los modelos de externalización que se han experimentado para hospitales de tamaño mediano y pequeño en estos años: y es simplemente suicida pensar que los sanatorios y clinicas privadas puedan ser la alternativa a la enorme complejidad de la medicina moderna en red. Ambos modelos pueden tener una función complementaria, pero es insensato imaginarlo como esquema dominante o único."

"Los que tienen el conocimiento profesional y experto saben de sobra que la excelencia en la mediad actual depende de consolidar una red entre niveles (alta especialización, hospital, primaria, urgencias y sociosanitario), para trabajar integradamente por procesos, enfermedades y casos. Esto exige una planificación territorial, cooperación y una base muy sólida de profesionalismo y gestión clínica. La lógica privatizadora va en sentido inverso: fragmentación organizativa, mercadeo de procedimientos singularizados, desestructuración competitiva en la relación de oferta y demanda..."

"Lo sensato es partir de la actual red de atención hospitalaria y primaria públicas para producir los cambios necesarios que permitan estimular su efectividad, seguridad, calidad, equidad y eficiencia."

"Es el momento de poner en marcha una reforma con apoyo de todos, que rediseñe el modelo de gestión de instituciones y personal al servicio de la sanidad pública y permita una gestión emprendedora basada en la transparencia, rendición de cuentas y normas de buen gobierno y gestión de lo público."

"Tocaría indagar si hay suficiente responsabilidad en el Gobierno, sensatez en el PP, reformismo en el PSOE, inteligencia en los sindicatos y generosidad en los profesionales para emprender una senda regeneracionista en la gestión de los centros sanitarios y unidades clínicas. Muchos estamos convencidos de que se trata de la única opción que nos permitirá legar a la siguiente generación un Sistema Nacional de Salud que merezca tal nombre."

Me parecen 7 párrafos de lectura imprescindible y que desde un punto de vista constructivo, independiente de politiquerías y apasionadamente responsable, cuestiona la deriva que la Sanidad madrileña y en poco tiempo la del resto del Estado, están emprendiendo.

                                                 Foto de producción propia en una plaza del madrileño barrio de Lavapiés.

El segundo artículo es de Enrique Costas Lombardía, economista, y Cayetano Rodriguez Escudero, médico gallego y ex secretario xeral del SERGAS. Se titula "Sanidad Pública: urge sostener su futuro".

"Desde hace meses, el SNS en bancarrota recorta a fondo lo necesario y escatima lo imprescindible. No hay, sin embargo, signos de intranquilidad en los rectores políticos. Al parecer, hechos los recortes que disfrazan de reformas, el porvenir no les preocupa".

"Reducir e incluso eliminar la ineficiencia del sistema sólo sería una ayuda momentánea".

"Entretanto la sanidad privada hace su trabajo y crece cada año. No es una sanidad marginal, es simplemente insolidaria".

"Enfrente el sistema público está en un momento crítico: o los políticos deciden sostenerlo reconstruyendolo sin demora o, refugiado en las listas de espera, sufrirá una deslegimitación social progresiva, empobreciéndose hasta que pronto pierda su núcleo más íntimo y propio, donde están la solidaridad. la equidad, la cohesión social y la justicia, es decir, todo."

Frases sombrías no exentas de razón. Una situación dificil en la que somos muchos los que no nos vamos a rendir. Desde el trabajo, el análisis crítico y la reflexión continua. 
Con el espíritu de la hermosa frase de Álvaro Cunqueiro, el genial escritor de Mondoñedo, que hace pocos días un colaborador de este blog me hizo llegar:: "El ave canta aunque la rama cruja, porque conoce la fuerza de sus alas".

miércoles, 16 de enero de 2013

Chapuza

"Es fundamental que exista una expectativa mensurable para poder valorar si el Gobierno está cumpliendo con sus afirmaciones sobre el rendimiento del sistema de salud". Esta frase es una de las bases del acuerdo firmado hace pocos meses entre el Gobierno del Reino Unido y el Consejo de Dirección del NHS, un organismo independiente que ha gestionado y gestionará la reforma del sistema británico de salud.
Un acuerdo que ha servido para ir matizando, de forma consensuada y aislada del ruido político, los ritmos y los contenidos de la Ley que David Cameron había enviado, intentando reducir costes, al Parlamento (la denominada "Health and Social Care Bill").
Después de recibir el informe de un grupo independiente de expertos, Gran Bretaña ha decidido que las reformas para mejorar y hacer sostenible el sistema sanitario deben hacerse paso a paso y con una evaluación transparente, periódica y sólida de los resultados que se vayan obteniendo. Es cierto que dentro de los cambios propuestos se incluyen diversas formas de participación privada, pero equilibradas y en condiciones que permitan su comparación, sin trampas contables, con las formulas estrictamente públicas.

Algo muy distinto a la entrega pura y dura de áreas da salud enteras (con el secuestro asistencial de sus ciudadanos) al oligopolio sanitario privado que opera en España. Todo lo contrario al derecho a escoger médico u hospital de los ciudadanos (bloqueado "de facto" por razones operativas, geográficas y logísticas). Nada que ver, por tanto, con la libre competencia y la transparencia a la que apela demagógicamente el PP en Madrid, Valencia y Castilla la Mancha. Comunidades dónde, si un milagro no lo remedia, se va a imponer un modelo de alto riesgo no testado en ningún lugar del mundo, sin ninguna garantía de éxito y muchas posibilidades de ser un desastre a medio plazo. Un modelo, quizás por eso mismo, gestionado precisamente por fondos de capital-riesgo. Una chapuza interesada.
Aquí no se ha consultado ni a expertos ni a profesionales, ni a pacientes. No se ha llevado el asunto al Parlamento. No se han fijado objetivos a corto o medio plazo, ni normas contables, ni se garantiza la transparencia del gasto ni la posibilidad de comparar o "competir" entre centros en calidad y eficiencia. Aquí sólo ha contado el rodillo de la política. Y el autoritarismo del sector más radical del PP, de FAES, de Esperanza Aguirre y de sus delfines. A los que alguien tendría que decir más pronto que tarde: "vayasé, Sr. González antes de que sea demasiado tarde".
No es que sean de derechas, es que son malos. Y cada paso que dan, deben desandarlo. Véase la Princesa o el euro por receta. Lo malo es que en ese camino nos vamos dejando demasiados pelos en la gatera. Que costará mucho recuperar.
Pero dicho esto, tampoco vale rasgarse las vestiduras -sin argumentos más allá del populismo y el simplismo argumental-, ante medidas que conviene valorar como el cierre de los puntos de atención continuada o de urgencias que no tienen sentido o racionalidad. Ni no querer entrar a hablar de racionalización en la prescripción farmacéutica. Sobre todo cuando existen innumerables campos de mejora en actuaciones en salud importantes y eficientes que necesitan esos recursos. Parece mentira que seamos tan burros para no ver que o nos sentamos para decidir juntos con criterios técnicos sólidos, o todo se nos ira al garete, mientras nos bajamos de la estúpida moto que unos y otros pilotamos con el carnet a punto de caducar.