domingo, 28 de abril de 2013

Porca miseria


Se estrecha el cerco. Acaban con todo. El cine de autor, proyectado en salas de exhibición en versión original subtitulada, también se extingue. Una noticia terrible para los que disfrutamos con él. Para los que de él nos alimentamos. Y una vuelta de tuerca más al ya palmario empobrecimiento cultural incontenible que nuestro país registra. 
Ya hace años que cerraron en Ourense y otras ciudades pequeñas, las salas que incluían en su cartelera una oferta diversa, mezclando todo tipo de películas: comerciales, Hollywood, cine nuevo y distinto, buen cine de autor recién salido del horno... Para todo tipo de públicos. Como debe ser. 
Con aquel cierre precedido de una lenta agonía, sólo quedaron en el entorno de "provincias", empresas de exhibición que sólo atienden al cine masivo, de palomitas, refresco y golosinas. De ahí que las distribuidoras independientes de cine de autor, en buena parte europeo, supongan en España nada más que el 18% de la cuota de mercado frente al 82% de las majors estadounidenses, cuya estrategia de negocio queda clara en la conocida frase de un magnate empresarial de Hollywood: "nosotros hacemos películas buenas, malas y regulares, pero necesitamos venderlas todas". Por ello, el escenario español era ya antes del cierre de Alta Films muy distinto al de Francia a Italia, con porcentajes equilibrados en la distribución cinematográfica. Y diametralmente opuesto al de países como Finlandia y Dinamarca en el que las cifras se invierten (algo tendrá que ver esto en los buenos resultados de los informes Pisa). 
El hecho es que para los que necesitamos este tipo de cine sólo nos quedaban, a día de hoy, Madrid, Barcelona, los cineclub y algunas islas exóticas como una sala de A Ramallosa en Bayona (Pontevedra) en la que un empresario romántico (nadie sabe cómo lo consigue) mantiene en su programación habitual el mejor cine de autor de estreno. 
Y ahora Alta Films también se rinde. Gonzalez Macho, el maestro que nos permitió ver en España "Dersu Uzala", "The artist" y tantas otras joyas, tira la toalla. Los Renoir, los Floridablanca, los Alphaville (ahora Golem) pueden cerrar en breve. Esos lugares de refugio para soñar y sentir con el buen cine, corren un alto de riesgo de desaparecer para siempre. Esos viajes a Madrid y a Barcelona marcados por la ilusión de ver la última de Haneke, de Polanski, las "Palmas" y las "Conchas" del año, el último "Oso de Oro", los premios de Sundance, las novedades del panorama internacional..., ya no tendrán sentido. Se acabaron las enchentas de dos pelis por día. Y, sin ellas, algo se muere en el alma, como cuando un amigo se va.
No quiero echar la culpa a nadie en concreto: el incremento del IVA, la rácana política cultural en la promoción del cine independiente de los gobiernos del PSOE, la destructiva del actual gobierno del PP, el cambio en los usos y costumbres del público joven, las nuevas tecnologías, la falta de apoyo institucional de las televisiones públicas (como dice Pere Gimferrer, académico de la lengua y poeta: "si creemos que las series de TV es lo mejor que se hace ahora en el audiovisual, vamos listos") ... Seguramente hay un poco de todo. 
No lo sé, pero el cierre de Alta Films es todo un "síntoma" de por dónde van las cosas, del desprecio imperante por todo lo que no produce beneficios inmediatos y masivos, de la falta de interés por la formación cultural de jóvenes y mayores (en general por la formación de espíritus críticos con opinión propia más allá de lo epidérmico-mediático), de la desprotección y el abandono del hecho cultural... 
Y que, como dice Elvira Lindo, "esa minoría esencial para un país que aprecia y se nutre de lo no mayoritario, va a quedarse huérfana". Cada día más motivos de tristeza, más razones para bajarse de este mundo, al menos de este país que parece hundirse sin remedio. Sin rencor, pero también sin olvido, deberemos buscar nuevos refugios desde los que iniciar la reconquista. 

domingo, 21 de abril de 2013

Nuñez Feijóo: unas fotos nada más.


Para algunos como yo, estas fotos -por cierto, ¿no había nadie entonces que le extendiera la crema solar a Alberto?- no aportan nada nuevo al personaje de Feijóo. Hace tiempo que sabemos de su condición grouchomarxista: "estos son mis principios; si no le gustan tengo otros". Por eso las fotos sólo nos demuestran que ya en su "juventud" era así. Una vida dedicada al exito a costa de lo que sea. Si hay que ser amigo de un contrabandista se es, si toca codearse con el Opus, también. Y si hubieran sido el PSOE, la Comisión Episcopal o el Celta de Vigo  los que le ofrecían una escalera de garantía para subir a la grupa, ahí Alberto habría estado si su buen ojo los contemplaba como caballos ganadores. 
Nuñez es el prototipo galaico de la postmoderrnidad: ni convicciones, ni compromiso más allá del necesario para alcanzar lo que se ambiciona. Individualismo puro y duro con el éxito como único horizonte. Ese es el presidente que tenemos. El que los gallegos hemos elegido, quizás por que nos ha engañado, o quizás porque, como él, valoramos muy poco la coherencia, la decencia, la ética... Ese es el modelo que proponemos a nuestros hijos al hacerlo presidente y al permitir ahora que lo siga siendo. Ese es el estilo de vida a imitar, tragando lo que toque para labrarse un futuro brillante... Ese es el líder al que no se le cae la cara de vergüenza y se va haciendo mutis por el foro al ser pillado in fraganti en una situación, como mínimo, paralela a aquella que utilizó para alcanzar el poder, demonizando y desprestigiando a los que en él estaban. 
Así que las fotos no son más que eso: un dato más en una trayectoria tan obvia como eficaz. Me da igual si Feijóo sabía o no quien era Dorado, si hubo o no después relaciones económicas o políticas con él... Si estuvo en Andorra de gorra... o en los Picos de Europa. La pregunta es si seguimos o no aceptando la humillación de tener a un presidente para el que el fin justifica los medios y la mentira no es más que una herramienta política de trabajo como cualquier otra.
Un cínico postmoderno, capaz de rasgarse las vestiduras -dando lecciones de moral victoriana innegociable- por otras fotos, las de Anxo Quintana -en la inolvidable, terrible y sucia campaña electoral del PP en 2009-, sabiendo que tenía este cadáver escondido en su armario. Y ahora, con el ojo lleno de la viga que afeó al contrario, supurando de incoherencia, quedarse tan tranquilo esperando a que escampe con la indignidad maquillada en el rostro.
Son innumerables los ejemplos de Alberto Nuñez vendiendo humo, jugando a la excelencia política, pasándose de listo, contando milongas que el viento se lleva al día siguiente. Está Feijóo tan acostumbrado a que la salgan bien las jugadas, a la gratuidad de la media verdad edulcorada, al patológico olvido temprano de los gallegos, a la memoria que se pierde al doblar la esquina..., que cree que "ésto" sólo es un accidente que quedará pronto amortizado en el barroco escenario de la crisis, con una oposición desnortada y dispersa y una sociedad deprimida e indignada a la que nadie ofrece un proyecto creíble de esperanza. Aunque supongo sabe bien que este lío "de las fotos y ahora", es un fuego distinto a otros que ya ha apagado, un fuego "amigo" de algún compañero de partido hasta los cojones de aguantar al que siempre juega a ser el más listo de la clase.
Para acabar me quedo con la frase del más viejo del curso político, del más sincero, del que aún a pesar de los años, conserva en su corazón la pasión de los valores y la dignidad de una vida dedicada a la lucha por un mundo mejor. Me quedo con Beiras llorando de rabia en el Parlamento de Galicia. "Usted es la indecencia hecha persona, desprecia la ética por la ambición de un poder débil, hueco y vacío de contenido, que sólo vale para su su propio narcisismo vanidoso...".
A mí también me da "noxo", tener un presidente tan viscoso, tan indigno. Espero que los gallegos salgamos del letargo y no le votemos nunca más, si tiene, como creo tendrá, la desfachatez de volver a presentarse. Ni un sólo voto merece esta manera de andar por el mundo, tragando sapos que cada vez salen más por la boca. Habrá un tiempo en el que ya no tendrá amigos y todo el mundo evitará, como al principio de su fulgurante carrera, extenderle la crema para que el sol no le queme. Porque ya estará quemado. Esa será, sin duda, la otra cara de la falsa moneda del Sr. Nuñez. La verdadera.

Lecturas recomendadas:
"Cinco instantes dunha vida". Un recorrido feijoniano de Pablo Vaamonde.
Parte de la intervención de José Manuel Beiras en el Parlamento de Galicia.

domingo, 7 de abril de 2013

El mejor cine de 2012 (más allá de los Oscar)


"Más allá de las colinas" de Cristian Mungiu, autor también de la magnífica "4 meses, 3 semanas y 2 días" que, en 2007, se llevó la Palma de Oro de Cannes. El director de mayor talento del nuevo cine rumano, demasiado poco conocido si nos atenemos a su valor cinematográfico. "Más allá de las colinas" es un guión adaptado de las novelas de Tatiana Nicolescu Bran, basadas en un hecho real ocurrido en el año 2005 en el monasterio de Tanacu (Rumania). El film está ambientado en una comunidad-convento ortodoxo en el que el tiempo parece haberse detenido siglos atrás.
Es una historia tremenda que resume en sí misma los temas universales del cine y la literatura: el amor, la amistad, el bien y el mal, la religión, la libertad...
Y lo hace con una imagen poderosa, profunda, de una textura especial capaz de vincular a la perfección el color, la cámara y la palabra. Con una luz purísima que obliga al espectador a doblegarse al relato, al tránsito de desvalidos personajes, al destino inevitable, al dolor del pecado, a la humanidad de la duda... Serena e implacable, transcurre toda ella en el ámbito de la conciencia, sin juicios de valor, con las vísceras encogidas en escenas y planos fijos que por momentos transmiten una ternura infinita y en otros aproximan de forma tan natural a la locura colectiva que sitúan al espectador en medio del drama, como un voyeur paralizado por el dolor histórico que se abate sobre el monasterio. Un dolor secular que tantos seres humanos, empujados por la ignorancia y la pobreza, han sufrido en aras de la fe y del Dios feroz e insaciable que exorciza y crucifica a los libres de corazón. 
Es una película pictórica, una sucesión de cuadros antiguos que finaliza con un plano en negro, para recordar que por mucho que creamos haber dejado atrás la barbarie, ésta volverá cuando menos lo esperemos. Original, dura y brillante. Un 9 largo.


"Las sesiones" de Ben Lewin. Mucho mejor para mí que "Intocable". Con el mismo tema de fondo: la discapacidad, la felicidad y la vida. Pero más honesta, menos previsible y más sutil. Inspirada en un artículo -"On Seeing a Sex Surrogate"- publicado por Mark O´Brien en la revista literaria The Sun, en el que describía sus sesiones de aprendizaje con una terapeuta sexual, intentando experimentar el tipo de relaciones íntimas y estables que los varones "normales" mantienen con las mujeres. En otras palabras, perder a sus 38 años, con seguridad y tino, la virginidad a la que la polio y el pulmón de acero al que está encadenado durante la mayor parte del día, le han abocado aparentemente sin remedio.
Quizás por el hecho de que el propio Lewin contrajo de niño la poliomielitis, el guión rezuma cariño y cuida al personaje de Mark con un mimo inmenso. De tal manera que resulta delicioso y conmovedor. Pleno de inteligencia, chispa, poesía y honestidad. Abordando un tema tan difícil como el sexo y la discapacidad . Desde la naturalidad, la ironía, la elegancia, el optimismo y el humor. Extraordinaria la capacidad para seducir a las mujeres -y a los hombres- de este parapléjico ilustrado que convierte, con su gran sentido y sensibilidad, la habitual compasión y empatía -desde la superioridad física- que este tipo de personajes inducen en el espectador, en verdadera y sentida admiración. Y que consigue acercarnos sin aspavientos al temor, a la ilusión y a la esperanza que sus "sesiones" le producen. Magnifica Helent Hunt, tan segura de sí misma vestida como desnuda, tocada inesperadamente por el impacto emocional que el encuentro con un ser humano tan singular como Mark, le produce. Un impacto emocional, al que sin temor a equivocarnos, también podríamos llamar amor. Contenido sin duda, pero amor al fin y al cabo. Deliciosa, repito. Otro 9 largo.



"Profesor Lazhar" de Philippe Falardeau. Escuela y civilización. Siguiendo la fecunda producción del cine francófono en este género: "La piel dura" de Truffaut, "Hoy empieza todo" de Tavernier, "Los chicos del coro"... El aula como espejo de la vida, del miedo, del rechazo, del encuentro... Partiendo, en este caso, del inexplicable suicidio de una profesora y de una extraña conspiración de silencio que traza tabiques de soledad entre los niños, loas profesores y las familias de una sociedad decadente. Donde el contacto, el abrazo, la colleja... están prohibidos. Donde la distancia se enseña y se aprende. 
Y a ese adverso escenario llega por casualidad -o por exclusión-, un inmigrante sabio, un exiliado procedente de una  tradición milenaria de tolerancia y mestizaje. Para llenar de preguntas las respuestas, para estar disponible y dispuesto a traspasar las fronteras del estricto cumplimiento de la obligación profesional. El profesor Lazhar aprende mientras enseña y en su propio aprendizaje encuentra el hilo para desenredar la madeja de la desconfianza y el miedo. Para recuperar la cultura del esfuerzo y la superación. En su conjunto, la película constituye toda una reflexión contemporánea sobre la educación, los métodos de enseñanza, las claves para retomar el rumbo perdido en la sociedad postmoderna. Un relato lleno de sutilezas, con un personaje infantil deslumbrante de enormes ojos y mirada profunda: Sophie Nélise. Capaces por si solas de superar los lugares comunes que con frecuencia invaden las historias que suceden en la escuela. Cine y pedagogía. Un holgado 8.5